martes, 24 de noviembre de 2009

Conducir y sobrevivir en Accra

Imaginaos una ciudad de dos millones de habitantes, todos en casas bajas. Con un área metropolitana de 3,5 millones y una media de edad de los coches de más de 20 años. Una ciudad sin nombres en las calles, ni números, ni aceras, ni pasos de cebra, casi sin señales y aún menos semáforos. Mala iluminación nocturna, con peatones (en general bastante oscuros), caminando por mitad de las calles, vendiendo cosas o simplemente yendo a casa, niños corriendo y cruzando donde quieren porque no hay lugares habilitados para ello y perros vagabundeando por doquier. Todo parece igual, al menos para mí, y lo único que diferencia las calles es la situación y profundidad de los baches. O si las alcantarillas tienen tapa.

La policía escasea, y más que ayudar muchas veces sólo piensa en trincar lo que puedan, sobretodo si son blancos y con coches nuevos, y todo el mundo tiene la prioridad siempre y cuando se meta primero. En una avenida a veces son dos carriles, a veces tres y otras uno, depende de si hay coches, camiones o autobuses en doble fila, o de si descubren carriles nuevos usando el arcén (es decir, la parte de tierra rojiza que bordea las calles). Los atascos pueden ser de horas, y quedarte totalmente atrapado sin moverte sin saber porqué. Al menos venden refrescos, agua fría y comida en los semáforos. Para quien se atreva, claro.

Y os dicen, “venga, toma las llaves del coche y vete a la oficina”. Hay quien dice que no, que prefiere llamar a un taxi. Yo dije que sí, obviamente, como la mayoría. Me encanta conducir, en cualquier lugar o circunstancia, y esto es un reto. Además, aquí sin transporte no eres nadie. O conduces cuando tengas oportunidad o habrá lugares a los que no vayas nunca, dependerás de otras personas que quizá tienen otros planes o esperarás taxis que quizá no llegan nunca o pueden provocarte enfermedades venéreas. Si quieres molar, ya sabes, coge el volante.

Y al final, pues tienes que mimetizarte. En España nunca daría marcha atrás en una avenida de 3 carriles porque me he pasado una salida. Aquí, pues como da igual, lo he hecho, porque además los insultos no los entiendo, así que no me ofenden. El claxon se usa más que el freno, y necesitas mil ojos para ver mil obstáculos y ser más rápido que el de al lado en meter el morro. Prefiero no pensar en lo que te puede pasar como atropelles a alguien.
Bueno, este va a ser mi día a día. Coger el coche para ir donde me apetezca, a comer, a cenar, a la playa o a trabajar, y llegar indemne. Yo por lo menos.

Contador de cucarachas: 5 Aniquiladas: 3

No hay comentarios:

Publicar un comentario