martes, 15 de diciembre de 2009

Looking for la Fiesta

¿Qué ingredientes elegiríais para una fiesta si os dieran carta blanca para tener lo que quisierais? Veamos. Podríamos empezar con un lugar exótico. Tropical, para tener seguros el sol y el calor. Luego podemos pedir que sea en una isla privada, una isla de blanca arena con palmeras y una hermosa casa, a la cual sólo se puede llegar en barco. Obviamente habría barra libre, con barmans dedicados en exclusiva a preparar margaritas y mojitos para todos. Aparte, pues Moet et Chandon, por si os apetece algo más refinado. Podríamos añadir todo tipo de diversiones acuáticas, como motos de agua, esquí acuático y patinetes. Un DJ con un buen equipo de música, of course. Y además, pues se invita algunas modelos y puede que hasta una miss. No suena mal, ¿verdad? Pues yo estuve allí.

El sábado a las 3:00 de la madrugada fui invitado a pasar el día siguiente en la casa de la playa de un amigo de un amigo, y no lo dudé demasiado. A las 8 en pié y en marcha. No sabía realmente hasta qué punto iba a molar, ya que no conocía a casi nadie, pero era suficiente. Llegamos a la casa en la playa, que estaba ya muy bien, pero era sólo para coger las lanchas, cargar la bebida, comida y hielo, y salir para la isla. Ésta estaba situada en la desembocadura del Volta, donde el río se convierte en infinidad de canales separados por pequeñas islas con sus cocoteros. Arribamos al embarcadero y lo vi claro. Ese iba a ser un gran día.

Nada más llegar nos recibieron los primeros margaritas. Era una fiesta con gente de todo tipo, pero básicamente libaneses, ya que el dueño era de allí. Todos en bañador, haciendo lo que te apeteciera en cada momento. La gente cogía los esquís y a la lancha, cuanto más borracho pues más divertido. Las motos acuáticas no paraban y la bebida seguí a fluyendo sin fin. No se bailaba demasiado, pero tampoco parecía que fueran mucho de eso. Era fácil socializarse allí, ya que siempre había algún tema en común para hablar con la gente y todo desconocido (como yo) era rápidamente integrado sólo con que no se cortara demasiado.

A la hora de la comida, buffet de comida libanesa, pero también teníamos barracuda y atún a la brasa, para acompañar a las brochetas y el humus. Infinidad de tartas caseras para el postre, aunque quisieras no se podían probar todas, y ya se podía pasar a los gintonics .

Si querías descansar un rato, podías tumbarte tranquilamente debajo de una palmera y charlar un rato con los amigos, o quedarte en unas islas flotantes con posavasos mientras se comenta que aquella chica que estaba a tu lado había sido miss Libano y te sumerges en el agua para refrescarte.

Al final de la tarde, se encienden las luces alrededor de la playa y el embarcadero y el ambiente se refresca. El atardecer es largo y tranquilo, y no quieres que termine, pero es hora de volver a casa, sólo los más allegados pasarán allí la noche. Damos las gracias al dueño y volvemos a la lancha. Durante el viaje de vuelta, casi a oscuras, contemplando el negro perfil de las palmeras, pensaba en que lo último que se me hubiera ocurrido cuando llegué a Ghana, es que en menos de tres semanas sería invitado a este tipo de fiestas.

Va a resultar que sí que se pueden hacer cosas interesantes por aquí.

5 comentarios:

  1. Es un poco sospechoso que la única chica que sale a relucir en el relato es una ex-miss... Vamos, que nasti-de-plasti, no ?

    Bueno, vas bien. Sigue así. Vas por el buen camino...

    ResponderEliminar
  2. Yo si no veo fotos, pues como que no me hago a la idea... ¿En qué año fue miss la miss?

    ResponderEliminar
  3. pero que asqueroso!pon fotos porque si no estas cosas no nos las creemos.Qué mal vives....

    ResponderEliminar
  4. Es verdad queremos fotos que lo corroboren!

    ResponderEliminar